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Testimonios

Uff menudo cambio

¡Uff! Menudo cambio


Uff!, menudo cambio. ¡Esto sí que es vida! Os cuento: Había una vez, una “Toñi”, que trabajaba en mi casa medio día (12 horas) y me cobraba medio sueldo (660 euros), haciendo las veces de madre: levantar niños, duchas, desayunos, colegios, limpieza, plancha, niños, merienda, deberes, juegos. Mientras la verdadera madre, que era yo misma, hacía de padre: levantarme a las 6:15, salir 7:00, trabajar, trabajar, trabajar, llegar a las 19:00 (en el mejor de los casos). Por otra parte, el padre también hacía de ídem, para poder llegar a fin de mes, pero con peor horario que yo llegando a las mil de la noche.

Yo, intentaba que las pocas horas que estaba con ellos, fueran “de calidad”, así, cogía a mi niña en brazos, (era un bebé), y … “aserrín…aserran…por las calles…”, y después, “cinco lobitos…tiene la loba…”, la niña me miraba como diciendo: ¿y ésta quién es? luego le contaba un cuento… y ya se había dormido! No llegaba despierta ni al telediario…. que mal, que malestar, que horror, que sensación… 2 horas al día con mi hija (a veces cuando llegaba, ya estaba dormida). ¡Se pensaba que la Toñi era su madre!, así que los fines de semana… que la Toñi libraba… la niña… no comía! Así la tenía, alimentada 5 días de dieta normal y dos de ayuno…

Y con el otro… que tenía 5 años. ¡ay, el otro!, no había quien le acostara, tal era su necesidad de madre. Sufría tanto, que empezó a amenazar con suicidarse, pero primero, decía, que su cerebro quería asesinar a su hermana…. y yo…, haciéndome cruces, mordiéndome las uñas de los pies… (de las de las manos no me quedaba ya, ni la muestra), mi marido que no llegaba, la Toñi que me arruinaba, y yo temiéndome encontrar al niño “suicidado” en cualquier lugar…

Así durante meses… casi durante 2 años… hasta que …decidí romper con todo y asumir mi papel de madre. A la Toñi, casi le da algo… y yo estaba aterrada. ¡El primer día que hice el baño, armada con los guantes de latex y el Mister Proper, fue un desastre! Quedó peor que cuando empecé. También aprendí a guisar (mi madre no daba un duro por mí en este sentido), a diferenciar acelgas de puerros, lombarda de remolacha y a pedir la carne para el cocido, falda o morcillo, según corresponda (esto último, tengo que reconocer que aún no lo domino).

Así pues, mi hija, una vez superado “su duelo” por haber perdido a la que creía su madre, comenzó a llamarme “Mamá”, y mi niño decidió que no merecía la pena suicidarse, ni siquiera cargarse a su hermana, con el tiempo, dijo, la cogeré cariño…

Mi marido me abandonó y se fue con La Toñi. ¡Que noooo, que es broma! La Toñi encontró otro empleo, no tan bien remunerado, (está mal que yo lo diga, pero es que me lo dijo ella), y yo me busqué un trabajo de comercial, a comisión, que más de una vez, nos ha dejado en números rojos, pero ¿qué importa?, somos felices y eso… eso no lo cambio por nada.

Por AFRICA ARAGON

Para saber más http://www.bubok.es/libros/1283/La-vuelta-a-casa

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