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Empleadas del hogar


Cuando se ha visto la película “La joven de la perla”, con su protagonista como criada en el hogar del pintor Werner, en la Holanda del siglo XVII, una se da cuenta de la gran evolución de un trabajo importante como es el de empleada de hogar a través del tiempo.

De algo servil, poco valorado, con el consiguiente mal trato, ha pasado a ser muy indispensable para toda mujer y cualquier familia actual compuesta por lo que es una familia: padres e hijos.  Sobre todo teniendo en cuenta que un elevado número de mujeres casadas realiza ahora un trabajo profesional fuera de su hogar; porcentaje elevado  de quienes  compatibilizan  familia y horario laboral.

En ese marco, cuando en la casa además hay niños, la ayuda de una empleada en el hogar se ha hecho imprescindible. Y es  lógico.

Si antes muchas madres de familia no hacían mas que dirigir su hogar  -porque la mano de obra  estaba siempre asegurada y se contaba con personas dispuestas a realizar ese trabajo-, con el tiempo los esquemas se han modificado en nuestros entornos.

Conforme mejoraron los niveles culturales y económicos de la sociedad occidental, dedicarse al trabajo del hogar fue considerándose cada vez mas humillante, poco gratificante y  mas lejos de la mentalidad de cualquier persona medianamente preparada.  Aunque también es verdad que las opciones laborales hayan sido muchas veces mas esclavas y no tan económicamente remunerativas como a primera vista parecía.  Pero…. dedicarse a los trabajos del hogar no se mira tan bien como irse a una fábrica a estar ocho horas diarias pegando botones por ejemplo. O a hacer cualquier otro tipo de trabajo monótono, cansino.

¿Dónde pueden estar las causas de esa infravaloración de un trabajo tan importante, soporte del núcleo de la paz familiar?

Aparte de que distintas ideologías se hayan encargado de contaminar la importancia del trabajo en el hogar, considerando “esclavas” a quienes lo realizan,  hay otros  factores reales que podríamos tener en cuenta:

  1. Su desprestigio obedece mas de una vez a algo real: no valorar bastante ese trabajo de la empleada que tengo en mi casa. Y ahí se podría hablar de una autoridad mal utilizada.
  2. Por otra parte, tener autoridad equivale a tener primero conocimiento de causa y después a ir por delante con un trato de respeto al inferior.
  3. Mandar supone servir a quien está a mis órdenes ; ir yo por delante.
  4. Quien manda, si sabe hacerlo, debe ser: respetuoso con sus subordinados, contando con sus capacidades, para sacar de ellos el mayor beneficio posible. Y sobre todo para no hacerles sufrir indebidamente con una autoridad que es autoritarismo en la mayoría de los casos. El “porque yo lo digo” dejó de tener vigencia a nivel educativo o profesional hace ya tiempo. Cuando yo mando algo, debo saber hacerlo y dirigirlo; también  en el caso del trabajo doméstico. Sin dar por sentado que con dar la orden se va a saber ejecutar aquello que yo quiero o tengo en la cabeza. ¿Me entiende quien tengo delante? Ir por delante, sabiendo lo que se trae entre manos es lo primero que se le pide a cualquier directivo para concederle esa condición de directivo. Una madre de familia es quien dirige su hogar.  Se da por hecho que sabe hacerlo. La principal responsabilidad es suya.
  5. Por la misma falta de valoración de ese trabajo y por haberse dedicado exclusivamente a otros, hay muchas mujeres jóvenes hoy día que ignoran lo mas elemental para dirigir su hogar o para dejarlo en manos de personas que con frecuencia tampoco suelen saber cómo hacer.
  6. Enseñar con paciencia y dignidad, porque es posible que no se valore ni se tengan demasiados deseos de hacerlo; el dinero para sacar adelante a sus propias familias suele estar en la causa primera de tener que emplearse. Lo hacen porque no les queda otro remedio (la mayoría de las empleadas de hogar ahora mismo son inmigrantes, con otras culturas y unas vidas muy diferentes a las nuestras.  Si no han visto en su vida lo que para nosotros es elemental  ¿cómo nos puede extrañar que el trabajo no salga bien? ¿Dónde podría estar la causa principal de muchas máquinas estropeadas? ¿En quien no sabe cómo utilizarla o en quien no ha sabido enseñar con calma su uso?   Así con otras cosas.
  7. Si es natural que una empleada disponga de su baño, televisor, tiempo libre estipulado, es mas importante conseguir que sea un miembro  de la familia; saberla acoplar. Para eso sería interesante tener muy en cuenta la postura de la madre de familia, de la dueña de la casa; ver si lo hace bien.  Es la responsable directa de su paz familiar, y es ella quien debe generar esa paz dándola, no con órdenes o voces autoritarias, sino con mas cariño hacia quien sabe menos y se considera siempre subordinada, con los consiguientes miedos y dudas.  No olvidemos las distintas idiosincrasias que la globalización nos está proporcionando a todos los niveles.

Si el nivel laboral de nuestra nación se está apoyando en personas que llegan otros países a trabajar aquí, en el caso de las empleadas de hogar se puede decir que es un 99% de las personas con quienes contamos ahora.

¿Qué tal cuidar nuestras formas de comportamiento humano, cristiano, ético, a la hora de pedir una ayuda que nuestra familia y cada una necesitamos, pero que entra dentro de que empiece yo misma por hacerlo bien o un poco mejor?

Por MAITE LACAMBRA LOIZU

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