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EL JUEGO Y LOS JUGUETES


Fundamentalmente, el juego es cualquier tipo de actividad que aprendemos por puro placer, sin ninguna preocupación por el resultado final, incluso aunque el juego pueda derivar en una gran obra de arte, en un descubrimiento científico o en una mera pelea entre niños. En el caso del niño, adquiere una mayor importancia ya que para él casi toda actividad es lúdica y por y mediante el juego el niño crece física, afectiva, social, intelectual y espiritualmente.

Sabemos, además que cuando más evoluciona una especie, mas largo es el periodo de su infancia y, por tanto, más aumenta el tiempo destinado al aprendizaje de las diversas dimensiones de “ese ser”, que en el caso del niño requiere crecimiento físico, recursos afectivos y sociales, desarrollo intelectual y formación espiritual.

Este aprendizaje se realiza a través del juego, la imitación y la experimentación. Por tanto, podemos concluir que el adulto mejor dotado es aquel que más jugó en su infancia.

Los juguetes tienen como misión principal estimular y sostener el juego, creando motivos de entretenimiento y dando pie para que el niño ejercite un conjunto de facultades, entre las que destacaríamos la imaginación. 

            Los juguetes pueden llegar a ser un elemento principalísimo en la educación del tiempo libre del niño, puesto que le ayuda a desarrollar muchos aspectos en él innatos y a gustar de otros para los que quizá fuese más reacio. El niño ya de por sí, posee fantasía y es creativo pero el instrumento que le ofrece el juguete le impulsa a serlo más.

Por otro lado, el juguete es un medio para la relación social del niño; su utilización en común le ayuda a integrarse en la sociedad y a relacionarse con los demás.

Asimismo, y a través del juego podemos estimular la dimensión intelectual y espiritual que reside en cada ser humano.

 

UN JUGUETE PARA CADA EDAD

  • Primera infancia (0-3 años) 

Al niño le interesa su propio cuerpo y todo cuanto tenga alguna relación con sus sentidos: la vista, el tacto, los oídos, el gusto y el olfato. Así le interesan los sonajeros en un primer momento, de la misma forma que todos los juguetes que producen un sonido. Le gustan los grandes muñecos de colores vivos y vistosos. Le encanta aquel oso de peluche, cuya suavidad le incita a tocarlo. Y también comienza a gustar de encajar cubos o cajas de diferentes colores, que le ofrecen su viveza, además de la posibilidad de irse haciendo con las formas y los tamaños de las cosas.

 

  • Segunda infancia (3-7 años) 

Los niños de estas edades siguen interesados en los juguetes de construcción, pero su mayor distracción consiste en desbaratar aquello que han construido ellos mismos u otros. Esto le permite comprobar que domina las cosas. El mismo incentivo halla en juguetes de rompecabezas o de puzles, que además requerirá de su destreza.

Los niños en estas edades suelen interesarse también por todo lo que de alguna manera pueda imitar al mundo que les rodea. Por eso les entusiasman tanto los disfraces de personajes diferentes y, por lo mismo, si no los poseen, los fabrican con ropa vieja de los padres y de la casa que, con un poco de imaginación, se transforma fácilmente en aquello que desean.

La plastilina y la arcilla, el agua y la arena, las bicicletas y triciclos le gustan y son altamente recomendables para descargar su vitalidad en juegos creativos o que favorezcan el ejercicio corporal del niño.

 

  • Tercera infancia (7-11) 

Se acrecienta el interés por los juguetes que requieran movimiento: aviones, coches, trenes…, y en contraposición surge la afición por los juegos de mesa del tipo parchís, lotería, oca o ajedrez, por ejemplo, que contribuyen a desarrollar la capacidad de razonamiento del niño. La aceptación de los juegos reglados acrecienta significativamente el proceso de socialización.

 

ALGUNOS CONSEJOS PARA ELEGIR UN BUEN JUGUETE

  • Partir de las necesidades y preferencias del destinatario del juguete y no de los gustos de la persona que lo elige.
  • Si el juguete es para un niño/a, tener en cuenta su edad y su nivel madurativo.
  • Elegir juguetes adecuados a las características y peculiaridades de cada persona y que fomenten aquellos aspectos –comunicación, destreza manual, atención, etc.- más convenientes en cada caso.
  • Valorar positivamente el hecho de que el juguete estimule la imaginación y la creatividad o cualquier aspecto de la personalidad, convirtiendo al usuario siempre en protagonista del juego.
  • Regalar juguetes suficientes y variados que desarrollen funciones diferentes.
  • Cuidar que los juguetes sean sólidos, seguros y duraderos. Los juguetes que cumplen la normativa de seguridad vigente llevan la marca CE en el envalaje, por lo tanto, hemos de buscar siempre este distintivo en el momento de compra y, además, valorar críticamente el aspecto del juguete para prever su duración y adecuación al juego.

Por: CARMEN ÁVILA DE ENCÍO

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